lunes, 22 de noviembre de 2010

Un cuadrado, un círculo y un triángulo. Más que figuras, una audaz lectura.

Es curioso que cuando uno comienza a introducirse al maravilloso mundo que hay dentro de los libros muchos piensan que se tiene que empezar con autores de increíble trayectoria o títulos clásicos de la literatura, como los que comienzas a conocer en tus primeros años de la adolescencia, en la secundaria. Para mí no es así.  Considero más bien, que muchos estamos en el entendido de que la magia llega desde muchísimo antes.
Todo inicia cuando escuchas ese primer cuento, esa leyenda, esa historia y a partir de ahí ya no quieres, sin ser consciente, parar de imaginar. Eres niñ@, no sabes aún diferenciar una p de una v ni una a de una e. Lo que si sabes es pedir, y pides cada noche, por condición para dormir,  un cuento. No importa que sea de un niñ@ travieso, de un ogro terrible o un castillo embrujado, pero que salga de la cálida voz de mamá o de papá o de los mejores contadores de historias, nuestros abuelos.
Quieres escuchar palabras, palabras, palabras y más palabras que te acompañen en esa oscuridad que hay por las noches en  tu cuarto, palabras que en el momento menos pensado te tienen con la mente volando en alguno de esos tantos países, planetas, galaxias, universos lejanos. Palabras que se tornan en un suave murmullo, tan suave como aquella caricia del  viento que produce un recuerdo, el recuerdo que te llega en la mañana al despertar de haber estado en el país de los sueños.
Después llegan a nuestras manos nuestros primeros libros (¡guuuaooo!) en los que nunca hicieron falta las letras. Un puñado de líneas, cientos de colores y hojas de grueso cartón para voltear, eran más que material suficiente para darle vuelo a la imaginación y transformar esos “dibujitos” en una súper mega genial historia. Alejandro Magallanes (1971), sabe y al parecer recuerda perfectamente lo que es eso.
Diseñador gráfico egresado de la Escuela Nacional de Artes plásticas de la UNAM, mereció la medalla Josef Mroszczak en la XVI Bienal del Cartel en Varsovia, el tercer lugar en la bienal de carteles a favor de la ecología 4th Block en Ucrania y el premio Golden Bee en la categoría de libro en la Bienal del mismo nombre en Rusia. Además forma parte de los colectivos Cartel de Medellín y Fuera de Registro. También es fundador del despacho La Máquina del Tiempo y funge como diseñador de portadas de editorial Almadia.
Así como es de creativo con sus carteles, con sus diseños, con sus portadas y con cuanto material en el que encuentre espacio para hacer una propuesta visual (Visita: http//:loquehacealejandromagallanes.blogspot.com), es igual de audaz para hacer genialidades para los niños. Magallanes tiene entre algunos otros más, un libro fabuloso donde nos demuestra que es posible crear historias con tan solo manejar unas cuantas figuras y colores. Un libro excelente que quiero recomendar para los más pequeños y no tan pequeños se llama: Un cuadrado, un círculo y un triángulo (Editorial El Naranjo)
Un libro hecho para despertar la imaginación y la capacidad de abstracción. Unas páginas de cartón en las que tres figuras son capaces de provocar fascinación no solo a los niños, sino a cualquiera que se aventure a abrirlo.  Come un helado, viaja al espacio, ve al desierto, o a donde menos imagines con este pequeño gran libro que te contará historias con solo ver un cuadrado, un círculo y un triángulo  desde la caleidoscópica mirada de Alejandro Magallanes.

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