lunes, 22 de noviembre de 2010

Léete esto, con los audífonos puestos.

Mis tiendas favoritas siempre han sido las de libros y de discos (también de zapatos, para que negarlo) y cada vez que entro a alguna de ellas no me provoca salir con las manos vacías. Pasear entre estantes llenos de libros o de discos, leyendo contra portadas o portadas en cualquiera de los dos casos, tomar varios de ellos, sentirlos casi tuyos, haciendo mentalmente y con todo el trabajo del mundo una selección sobre cuál de esos tres o cuatro que traes en las manos conviene o te interesa más comprar. Llegas a la caja, pagas y sales con una linda bolsa, que en términos ecologistas sería, lamentablemente de plástico.
Para personajes desesperados como yo, dar dos pasos fuera de la tienda ya es muy lejos para empezar a sentir esa absurda necesidad de abrir lo que va dentro de la bolsa, sin importar cuantas veces  lo hayas visto antes en aquella difícil toma de decisión. Lo sacas de la bolsa y sientes ese maldito celofán que se interpone entre tú y tu pase de abordar para el nuevo viaje que estás listo para emprender (seguimos hablando de libros y discos, aunque mis pies bien calzados por unos confortables tenis, también son capaces de regalarme un excelente viaje). Algunas veces al pobre celofán le das chance y lo tratas con nobleza y delicadeza, otras, lo arrancas y desechas de un jalón. Decides no querer saber nunca más de él.

Sin embargo en una compra, me ocurrió algo inusual. Aunque moría de ganas, no pude abrir lo que llevaba en la bolsa, no podía hacerlo en ese momento, no era el lugar. Tuve que guardar mis ansias y esperar a llegar a casa, pues esto que había comprado era diferente, merecía toda mi atención y un pequeño ritual, antes de aventurarme a un doble viaje, peligroso, sin regreso, a veces doloroso, con una fuerte, larga y triste caída, ya que me subí sin querer, como muchos, a un… Paracaídas que no abre.

Alejandro Páez (1968) Escritor y periodista, y Laura de Ita (1972) Cantante y actriz, al lado de excelentes músicos latinoamericanos, se dieron a la tarea, experimentando con las nuevas tecnologías, de crear un librodisco para la editorial Almadía con doce sorprendentes y melodiosos tracks. Un libro donde la música vibra a la par de las letras para provocar sentimientos de amor, desamor, de olvido, de ganas de amar o de sentirse amado. Textos y música que van enlazados por ese hilo frágil, efímero e imaginario, pero siempre valiente, que dibuja el corazón… el amor. Con esa valentía fue que este grupo de artistas aventurados logran este increíble proyecto al que decidieron llamar, “Paracaídas que no abre” (Almadía 2008)

Si eres amante de la música y las letras esta es una excelente opción ya que obtendrás por el precio de uno las dos cosas. Un libro lleno de ritmos dictados por el corazón de Páez y un disco lleno de textos cantados por la maravillosa voz de Laura. Siente cada una de sus letras y vibra cada una de sus notas. “Música para textos”(como le han llamado ellos) hecha para disfrutarse estando en un solitario momento del día o para compartir con una grata compañía.

Tip: visita la página www.paracaidasquenoabre.com/ y disfruta de los 12  textotracks de manera gratuita. ¡Créeme no te arrepentirás!

Un cuadrado, un círculo y un triángulo. Más que figuras, una audaz lectura.

Es curioso que cuando uno comienza a introducirse al maravilloso mundo que hay dentro de los libros muchos piensan que se tiene que empezar con autores de increíble trayectoria o títulos clásicos de la literatura, como los que comienzas a conocer en tus primeros años de la adolescencia, en la secundaria. Para mí no es así.  Considero más bien, que muchos estamos en el entendido de que la magia llega desde muchísimo antes.
Todo inicia cuando escuchas ese primer cuento, esa leyenda, esa historia y a partir de ahí ya no quieres, sin ser consciente, parar de imaginar. Eres niñ@, no sabes aún diferenciar una p de una v ni una a de una e. Lo que si sabes es pedir, y pides cada noche, por condición para dormir,  un cuento. No importa que sea de un niñ@ travieso, de un ogro terrible o un castillo embrujado, pero que salga de la cálida voz de mamá o de papá o de los mejores contadores de historias, nuestros abuelos.
Quieres escuchar palabras, palabras, palabras y más palabras que te acompañen en esa oscuridad que hay por las noches en  tu cuarto, palabras que en el momento menos pensado te tienen con la mente volando en alguno de esos tantos países, planetas, galaxias, universos lejanos. Palabras que se tornan en un suave murmullo, tan suave como aquella caricia del  viento que produce un recuerdo, el recuerdo que te llega en la mañana al despertar de haber estado en el país de los sueños.
Después llegan a nuestras manos nuestros primeros libros (¡guuuaooo!) en los que nunca hicieron falta las letras. Un puñado de líneas, cientos de colores y hojas de grueso cartón para voltear, eran más que material suficiente para darle vuelo a la imaginación y transformar esos “dibujitos” en una súper mega genial historia. Alejandro Magallanes (1971), sabe y al parecer recuerda perfectamente lo que es eso.
Diseñador gráfico egresado de la Escuela Nacional de Artes plásticas de la UNAM, mereció la medalla Josef Mroszczak en la XVI Bienal del Cartel en Varsovia, el tercer lugar en la bienal de carteles a favor de la ecología 4th Block en Ucrania y el premio Golden Bee en la categoría de libro en la Bienal del mismo nombre en Rusia. Además forma parte de los colectivos Cartel de Medellín y Fuera de Registro. También es fundador del despacho La Máquina del Tiempo y funge como diseñador de portadas de editorial Almadia.
Así como es de creativo con sus carteles, con sus diseños, con sus portadas y con cuanto material en el que encuentre espacio para hacer una propuesta visual (Visita: http//:loquehacealejandromagallanes.blogspot.com), es igual de audaz para hacer genialidades para los niños. Magallanes tiene entre algunos otros más, un libro fabuloso donde nos demuestra que es posible crear historias con tan solo manejar unas cuantas figuras y colores. Un libro excelente que quiero recomendar para los más pequeños y no tan pequeños se llama: Un cuadrado, un círculo y un triángulo (Editorial El Naranjo)
Un libro hecho para despertar la imaginación y la capacidad de abstracción. Unas páginas de cartón en las que tres figuras son capaces de provocar fascinación no solo a los niños, sino a cualquiera que se aventure a abrirlo.  Come un helado, viaja al espacio, ve al desierto, o a donde menos imagines con este pequeño gran libro que te contará historias con solo ver un cuadrado, un círculo y un triángulo  desde la caleidoscópica mirada de Alejandro Magallanes.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Sigue a @albertochimal en Twitter



De la boca de todos salen a diario y por todos lados los nombres de las redes sociales que están en boga en todo el mundo. Entonces, a  la red que vamos a darle un espacio dentro de este literario espacio es a twitter. Twitter (gorjear, parlotear, trinar, en español) o #tuiter, como algunos solemos escribirlo en nuestros timelines, es un microblogging que permite a sus usuarios leer y escribir sobre infinidad de temas. Cuentas con 140 caracteres (que prefiero llamar letras) para lanzar pensamientos, ideas, información,  o incluso hasta fotos a cuanto usuario permitas que siga tu tweets, que es como se le denomina a cada frase subida a esa plataforma cibernética.
Hay muchas personas que aún no dan su visto bueno a este tipo de redes, argumentando que la interacción personal disminuye. Desde mi punto de vista, solo en una pequeña parte estoy en acuerdo con eso, pero considero que todos aquellos que tengan la posibilidad y gusten de leer y escribir deben acercarse a esta red social. En #tuiter tú decides que tipo de información leer. Muchas instituciones, editoriales, medios de comunicación y cuanta cosa puedas imaginar existe en ahí. Pero vamos directo a lo que nos interesa: literatura
Entre los usuarios a los cuales sigo en twitter, (déjenme explicarles mejor: seguir es el término que se utiliza cuando lees lo que algún usuario de tu interés escribe, todos los que pertenecemos a esta red somos seguidores y tenemos seguidores que nos leen) tengo a varios escritores, entre ellos a @albertochimal.
Alberto Chimal (1970), es un escritor mexicano con más de una docena de libros entre narrativa, cuento, ensayo y dramaturgia. Algunos ejemplos son: en novela (2009) “Los esclavos” y en cuento (2006) “Grey”  Según la revista Día Siete Chimal está entre los 100 mexicanos más destacados de su generación y es considerado por CNNE como uno de los escritores mexicanos más enérgicos y creativos. Es profesor, imparte talleres y colaborador frecuente de revistas y suplementos.  Alberto es un excelente cuentista al papel y @albertochimal es un excelente “cuentuista” en twitter, es interesante entre las aportaciones diarias que Chimal hace para todos sus seguidores recalcar sus cortos pero divertidos, profundos, perturbantes, creativos #cuentuitos. Entre mis favoritos podemos encontrar a “El viajero del tiempo” que siempre que aparece trae una excelente minihistoria de ficción que contarnos:
-El Viajero del Tiempo regresó al escritorio: al momento de empezar a escribir. Y las palabras seguían necias y rencorosas
-El Viajero del Tiempo regresó a antes de los orígenes del lenguaje. Los cavernarios lo atacaron por costumbre y no porque sospecharan nada.
-El Viajero del Tiempo le partió la cara al niño que le partía la cara a su yo niño. A él le partieron la cara los adultos circundantes
Que quede en el aire la discusión entre que si las redes sociales aportan o no aportan, quitan o alejan. Con este ejemplo podemos decir que twitter como red social, aporta dentro del mundo literario una pieza importante en la promoción de la lectura, ya que tenemos autores de la talla de Alberto Chimal al alcance, para leerlos en cualquier momento del día, sin tomarte mucho tiempo y sin la necesidad de abrir un libro. Opciones para leer hay en todos lados tu escoges la que más te guste. Así que como leí en un tweet que me llegó en la mañana: no hay peor ciego que el que no quiere leer.

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Imagen + Sonido = Pájaros en la boca

Samanta Schweblin, nació en Argentina en el año de 1978. Comenzó a desarrollarse en las letras desde muy joven colaborando para revistas literarias en su país natal. Su literatura está plasmada en  los libros de cuentos “El núcleo del disturbio”,  por el que ganó en 2001 el premio Haroldo Conti, y el primer premio que otorgara el Fondo Nacional de las Artes de Argentina, y  también del libro “Pájaros en la boca”
Este último la hizo merecedora del premio Casa de las Américas en 2008, y es que era casi imposible que pasara por desapercibida la magnífica recopilación de cuentos que hay en sus páginas. ”Pájaros en la boca”, es un libro que consta de catorce cuentos de tendencia fantástica. Una colección de imágenes provocadas por las palabras de Samanta en cada una de sus historias. Contadas a un ritmo firme, con notas constantes que producen un viaje fabuloso hacia lo desconocido, lo aterrador, lo increíble, la ternura, la locura. Imágenes que en tu cabeza se convertirán en mariposas, en comedores de carretera, en una televisión con papá Noel, en Teresita, en cajas de zapatos, en montículos de tierra. Imágenes que causarán en ti la extraña sensación de no querer parar de leer, de sentir.
Historias en las que podrás escuchar sonidos de cacerías nocturnas, de encendido de fósforos, de chispas expandiéndose, de cabezas contra el asfalto, sonidos de una rata o un topo escarbando bajo el piso. Sonidos que no harán otra cosa más que guiarte en este recorrido hasta la última de las páginas de este libro.
 En sus cuentos, Schweblin nos demuestra que la creatividad constante y sin pausa existe, en cada imagen y sonido  que se atreve con toda alevosía y ventaja a plasmar con letras. Samanta es una joven aventurada  que se ha logrado colocar en un lugar importante dentro de la literatura contemporánea. Ella, para que me entiendan mejor: es egresada de la carrera de imagen y sonido de la universidad de Buenos Aires (UBA) y ahora se encuentra trabajando en su primera novela.
Imagen y sonido, eso encontramos, también, en los catorce fantásticos cuentos de “Pájaros en la boca”
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