Escritora nicaragüense, de gran reconocimiento internacional: es Gioconda Belli. Dueña de una gran trayectoria como escritora y de innumerables premios, el primero por su libro “sobre la grama” en el año de 1972 por la Universidad Nacional de Nicaragua, luego el premio Casa de las Américas (Cuba) en el año de 1978, y así podría seguir hasta llenar una cuartilla, que no es el caso. Mejor resumo que entre sus creaciones podemos encontrar: poesía, novela, una memoria y cuentos para niños.
Fue paseando en una librería que me enteré, mientras revisaba las novedades literarias, que Gioconda había sido merecedora del premio hispanoamericano de novela “La otra orilla” 2010, por su libro “El país de las mujeres”. Es increíble la cantidad de cosas que pueden pasar por la cabeza de una mujer y más increíbles mujeres son las que se atreven a plasmar en papel sus ideas para desarrollar una historia en forma de novela.
Es bien sabido por todos, que a las mujeres nos han inculcado desde niñas el gusto o disgusto por los cuentos de hadas. El país de las mujeres es una historia de esas, de hadas, de utopías: Viviana Sansón (princesa) una mujer que sufre la pérdida de un gran hombre, para encontrar a otro mejor y millonario (príncipe azul) es la presidenta de Faguas (… había una vez, en un lejano país latinoamericano), país que se encuentra en serios problemas como el nuestro, políticamente hablando. Viviana sufre un atentado que la lleva a un estado de coma, del que despierta sin despertar, en un galerón lleno de objetos que ha perdido a lo largo de su vida: muchos paraguas, un anillo, una libreta de notas, etc; nos narraran a modo de efecto objeto/recuerdo, la historia de la Presidenta, del surgimiento del PIE (Partido de la Izquierda Erótica), de sus amigas: la pelirroja, la morena, la rubia castaña y la que se parecía a Virginia Woolf . (Princesas todas a fin de cuentas, con una extraña similitud entre la sirenita, la pocahontas, la cenicienta y la princesa moderna, o sea la anoréxica)
Estas bellas, sexys, enérgicas, inteligentes y aventuradas princesas deciden poner un alto a tanta suciedad y corrupción en su país, creando el Partido de la Izquierda Erótica (PIE), que de primeras no convence. Es gracias a los milagros de un volcán (hada madrina) y al polémico programa de tv que conduce Viviana, que todo cambia a su favor para posicionarlas en la cúspide de su país y con ello modificar todo lo que a su parecer los hombres han hecho mal en todos los años que habían sido ellos los que gobernaban Fraguas.
El país de las mujeres (donde todos son felices menos los gays, porque curiosamente no existen) es una, digamos, diferente historia de hadas, en la cual la autora juega con princesas modernas, política, corrupción, antidemocracia, reformas, manifiestos, campañas políticas, uñas pintadas, toallas femeninas, pañales, dolores de cabeza. Formando así una historia que y aunque tratando de alivianar a la mujer de la imagen con que según ella los hombres nos ven, nos sigue dejando en el papel de soñadoras que siguen en la tremenda búsqueda de un final feliz, como el que nos depara en esta historia.
No es una historia feminista si no hembrista (que no sé si sea peor que machista), con una ideología felicista. Una historia más, que de mostrar la intención, se hubiera convertido un clásico del humor latinoamericano, al estilo de “Maten al león” del maestro Ibargüengoitia. Pero no, la Belli se la tomó en serio y queda tan solo como una muestra de “humor involuntario".